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1 de octubre de 2013

regresar a trabajar


Cuando nació el Matías coincidencialmente se terminó mi contrato de trabajo, así que aunque no estaba en los planes, me quedé con él, hoy he pasado con él todo su primer año y primer mes, lo que no leí antes del embarazo, lo leí después, y lo que no había pensado que iba a cambiar, cambiaría radicalmente.
Ahora confío en que fue lo mejor que pudo pasar, agradezco que las cosas salieron así, tuve que quedarme donde mi madre más tiempo de lo previsto (un año más) y eso ha sido muy difícil, yo soy una persona independiente, con mis cosas, mis genios, mis preferencias (entre esas el vegetarianismo), mi mamá por otra parte, es una persona que siempre quiere tener la razón, muy ordenada, que toma las decisiones sobre todos y de todo. Así que más o menos fue un año en que tuve momentos para explotar.

17 de julio de 2013

portear a mi copito de nieve

Cuando recién naciste Matías me dijeron que no te cargue porque te ibas a acostumbrar a los brazos, como gran cojuda hice caso algún tiempo, nada, fue terrible, llorabas, yo me sentía frustrada, con suerte llegó a mí información sobre la crianza con apego (estamos tan alienados que el instinto lo adormece la cultura mediática) y me acuerdo que empecé a cargarte a todo lado.

Me decían mis tías que no lo hiciera, que te dejara en la cama, que te vas a acostumbrar demasiado, que no es bueno, empecé a cargarte todo el tiempo, compré un fular y empecé a salir contigo.